Para inaugurar este blog no se me ocurre hacerlo de mejor manera que compartiendo mi poema preferido.
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, probablemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva, pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más. Entiendo que cada minuto que cerramos los ojos perdemos 60 segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen. Despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y como disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiase con un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol dejando al descubierto no solamente mi cuerpo, sino mi alma. Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliese el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas, un poema de Venedetti, y una canción de Serrat seria la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos.
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida, no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que les quiero. Convencería a cada mujer u hombre, que son mis favoritos, y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cual equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas pero le dejaría que el solo aprendiera a volar. A los viejos les enseñaría, que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres. He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la felicidad esta en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por primera vez el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre. He aprendido que un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas las cosas que he aprendido. Pero realmente no han de servirme de mucho, porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo.
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