Pude haber
llorado… pude haber reído… pero sobre todo viví…
Comencé el año con
un único propósito, dedicarlo a mí misma, y así fue… puedo decir que sentí la
felicidad entrar por cada poro de mi piel, con cada experiencia, con cada risa,
e incluso volví a aprender y a crecer de cada lagrima.
Aunque el inicio
del año fue un tanto agridulce y un poco duro, las circunstancias una vez más
te enseñan a ser más fuerte, madurar y crecer, terminas preparado para la
siguiente batalla, para la siguiente lección que la vida te quiere “regalar”…
Ha sido un año
lleno de experiencias y anécdotas para recordar, causantes de emociones y
sensaciones difíciles de describir en un par de frases, pero si de algún modo
puedo resumir en conclusión, me han echo enamorarme aún más de la vida y de mi
misma.
Me aventuré a
pintar mi propio cuadro, y aunque los preparativos fueron muy emotivos, la
tarea no fue nada sencilla, pero el resultado me recuerda cada vez que lo
contemplo, esa gran enseñanza; no intentes controlar las cosas, deja que fluyan
por si solas…
Profesionalmente,
he podido cosechar los frutos tras mucho tiempo de dedicación y desempeño.
Rompí con grandes
ataduras emocionales y físicas… comencé a recuperar la ilusión y volver a creer
en la existencia del amor
Aprendí y sigo
aprendiendo a valorar mi tiempo y compartirlo con quien realmente quiere hacer
lo mismo conmigo. Quiero disfrutar de las personas que no son egoístas, de las
que se entregan y se comparten a sí mismas, de las que no se encierran dentro
de su pequeña o gran armadura, de las que quieren disfrutar de lo que hay tras
su coraza, de las que están dispuestos a romperla, de las que quieren seguir
creciendo, de las que aman la vida...
He viajado sola,
disfrutando así de de una manera única de un lugar maravilloso y con una
excelente compañía, uno mismo, y allí en medio de la nada y dentro de un todo,
volví a “llorar de felicidad”
Comencé a ser
consciente de una manera diferente y única de mi propio cuerpo, de mi bienestar
y de mi salud
Pude conocer y
disfrutar de los pequeños enanitos bailarines que siempre me habían resultado
tan llamativos.
He dormido bajo la
inmensidad de una noche estrellada.
He volado por los
aires, sintiendo una experiencia única y
deseosa de repetir, he sentido la adrenalina total contrastada en
segundos, por la paz inmensa que sientes cuando te alzas y la brisa te
acaricia.
He podido cantar,
gritar y bailar delante de mi grupo de música preferido
Me he emocionado
enormemente con una fiesta sorpresa de cumpleaños (creo que a partir de ahora
cumpliré cada año nuevo de una manera diferente…)
He permitido
aflorar mis sentimientos y emociones regalando unas palabritas a todas aquellas
personas que se esconden dentro de mi baúl de los recuerdos, sin que me
percatara, que con ello, me estaba haciendo un hermoso regalo a mi misma
Por primera vez
decidí hacer mi hogar única y exclusivamente mío
Reí en el teatro y
me emocioné con el arte de la música
He descubierto la
bella y familiar energía que me acompaña, me equilibra y me trae calma
Cada vez doy más
acceso a que las cosas fluyan y simplemente ocurran y me libero de la presión
de tenerlo todo bajo control
Me sigue
retroalimentando saber que las personas a las que quiero sigan sintiendo que
cuentan conmigo.
Avanzo en el
camino de la autoconciencia y reconozco que tengo “hambre” por todo lo que aún
me queda aprender
No se me ocurre
mejor forma de terminar el año que planeando comenzar el próximo con un intenso
y apasionante viaje.
Sin duda alguna…
ha sido un año maravilloso, y sigo pensando y creyendo que lo que viene por
delante aún lo será aún más
... miro atrás y
me puede enamorar lo vivido.... me puedo enamorar de los sueños que quedan
vivir, pero... sin duda alguna... miro aquí y ahora y siento que vivo enamorada
de la vida.