Comienzo una aventura que muy probablemente no se me huiera ocurrido en otras circunstancias.
Sin tener del todo claro aún como he llegado hasta aquí, y aún habiendo pasado por auténticas batallas mentales de cual sería la decisión correcta, me veo embarcada en este viaje hacia lo desconocido.
Dejo atrás el control, la seguridad, la estabilidad, el confort, la familia, los amigos… y me sumerjo en la tranquilidad de venga lo que venga, es lo mejor que me podrá pasar.
Al encuentro de todo y en busca de nada, con la única intención de anular mi voluntad y simplemente dar paso a vivir lo que el destino desee.
Simplemente escucha las señales de tu interior y vive el momento…