Llegó cuando se había asegurado tener la armadura puesta,
cuando se había envuelto en una capa que creía inquebrantable, donde la
frialdad y la distancia, tomaban la guardia en las murallas que se había
asegurado construir alrededor de su castillo para que ningún intruso volviera a
traspasarlas, éste, aún se encontraba en reconstrucción después de su última
batalla… No se admitían visitas a su interior…
Aún así, fueron largos y bonitos los paseos que se
permitieron dar por los alrededores…
Aprendió tantas cosas a su lado… Visitó bellos paisajes que
jamás antes había visto. Descubrió cosas que jamás antes había conocido.
Disfrutó de su compañía como jamás antes lo había podido experimentar…
Y así, ambos decidieron pasear alrededor de las murallas de
aquel castillo, durante mucho tiempo, hasta que un día, casi por sorpresa, de
repente y sin aviso ni permiso, destruyó violentamente su muralla, dejando el
paso libre hacia aquel castillo, que tal vez aun no estuviera reconstruido del
todo, o tal vez si, pero aun no estando preparado para admitir visitas, había
dejado de ser inquebrantable.
… Llegó cuando en su interior solo había miedo, cuando no
creía en nuevas oportunidades, cuando había cerrado todas sus puertas para que
nadie pudiera volver a entrar. Al fin y al cabo, había quedado destruida,
habían saqueado y robado todo lo que rebosaba en su interior, e incluso pensaba,
que jamás podría recuperar todo aquello que había perdido de sí misma… mucho
menos que pudiera volver a compartirlas con nadie.
Pero en medio de aquellos paseos que se postergaron en el
tiempo, muy lentamente ella fue re-descubriéndose en compañía, disfrutando del
regalo de su presencia, compartiendo momentos que dibujaban esa especial
sonrisa…
… Sin duda y probablemente sin quererlo, se convirtió en el
culpable de que ella volviera a desear amar…